Diario de una dama de honor

Sorpréndete con el diario de una dama de honor. Un relato entrañable, lleno de cariño y con mucho corazón.

«¡Chicas, me caso!».

Todavía me acuerdo de ese día, estábamos en la playa y se hablaba de las bodas a las que iban a ir algunas amigas durante el año, cuando la novia, después de hablar por teléfono con su novio, nos dijo que se casaba.

Locura, sin más. Era la primera del grupo que se casaba, por lo que locura es la palabra que mejor define lo que ha sido este año.

En cuanto nos dijo el día de la boda buscamos la fecha de la despedida. Somos trece amigas, contando con la protagonista, y dos de ellas viven fuera de España, por lo que ponerse de acuerdo suele ser complicado.

Tras varios «ese finde no puedo», «ese tengo otra despedida», «yo ese trabajo», «tengo que buscar un vuelo» y «yo puedo cualquier fin de semana» la fecha elegida fue un fin de semana de agosto, un mes antes de la boda, verano y el momento más cómodo para todas.

La Dama de Honor siempre piensa en la novia

Creamos un grupo oficial de WhatApps donde estábamos todas menos la novia, el nombre era «Casa Rural La Gosadera» y echó humo todo el año.

Doce cabezas pensantes, muchas ideas en ellas e ilusión, sólo diré que se nos fue de las manos.

La única regla clara en la «Operación Despedida» era que se iba a hacer «lo que le gustara a la novia», y así como si nada, acabamos con una despedida de tres días, al más estilo «boda gitana».

El fin de semana iba a ser: viernes noche, cena y fiesta en Alicante con las mujeres de la familia y amigas, y todas con la camiseta personalizada con una foto la novia, sorpresas y regalos. Sábado y domingo, casa rural con pruebas y diversión en algún lugar no muy lejano.

Y domingo por la tarde, sesión de fotos. Todo claro, la cuestión era ponerlo en marcha.

Semanas de llamadas y más llamadas a restaurantes, casas rurales para saber dónde meternos todas, idear qué hacer con la novia, pensar en las pruebas, regalos, temática, precio de todo…

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La Dama de Honor siempre Hasta el último momento

Es complicado encontrar una casa cuando llamas diciendo «despedida de soltera» y «15 personas» en la misma frase, pero en una de las quedadas a «escondidas» de la novia conseguimos la casa, lo demás iría surgiendo.

Otra de los aspectos clave, y lo que terminó siendo la temática de la despedida, fueron la ganas de la novia por subirse al famoso «banana boat», por lo que la banana (no seáis mal pensados) fue en torno a lo que giró todo el fin de semana.

Creo que la novia no se olvidará nunca de esta palabra. A cinco días de la despedida tuvimos la última reunión, fue la más productiva de todas.

Nos inventamos el rosco de pasapalabra, reservamos la banana para las atrevidas del grupo, mandamos un test de compatibilidad al novio para que nos mandara un vídeo con las respuestas, hicimos la lista de los materiales (globos, pistolas de agua, camisetas amarillas y verdes…), preparamos más pruebas, la lista de la compra, sincronizamos relojes… y luego todo salió… pues como salió.

Yo, sin duda, repetiría

Si algo no faltó durante el fin de semana fueron las risas, fotos, buenos momentos y muchas agujetas, que estar tres días sin parar, pasa factura. Y por supuesto, la felicidad de la novia, o eso nos ha dicho.

Y muchos dirán, ¿y lo malo?, pues haberlo, lo hubo, pero como ya he dicho la premisa principal era «lo que le guste a la novia», por lo que todas pensamos en ella, nos pusimos de acuerdo y disfrutamos de todo lo que habíamos planeado.

Y no era para menos, después de lo que nos costó organizarlo. Eso sí, puede que la próxima de mis amigas que se case, tenga una fiesta de pijamas como despedida de soltera. La cuestión es…. ¿quién se atreverá a ser la siguiente?

Tania Jiménez

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